Rojo y Azul: Morado

Somos ROJOS y somos AZULES, pero todos, somos MORADOS

jueves, 1 de mayo de 2008

Dar el pego

¿Por qué después de 40 años, hay cosas que no cambian? La gente sigue yendo a los toros, seguimos mirando de reojo a los inmigrantes, criticamos los derechos legítimos de los homosexuales como personas y criticamos el papel de la mujer en altos cargos institucionales o de empresa.

Frases como: “Qué sabe esa del ejército” o “Ésta es capaz de ponerse a parir allí en medio” las oímos todos los días. Para mí, Carme Chacón no es más que un buen ejemplo para demostrar el machismo de mucha gente en este país. Yo no soy feminista, ni mucho menos, creo en la igualdad del hombre y la mujer como personas, y cualquiera de las dos prácticas sexistas considero que discrimina al otro género.

Se habla de marketing político en la decisión de Zapatero de que haya “equidad” de que sean tantos hombres como mujeres (aunque haya en realidad más mujeres que hombres). Pues si, es marketing, yo también lo veo así, por supuesto que lo es, ¿y qué? Si hubiera puesto solo a hombres nadie se quejaría, lo raro es que una mujer sea ministra de vivienda, de defensa o de fomento… que sea una vicepresidenta y no un vicepresidente… ¿Porqué, si son tan competentes o más que un hombre, se les critica que hayan llegado hasta allí? ¿Porqué nadie cuestiona la competencia de Celestino Corvacho, por ejemplo? ¿Por ser hombre? No nos planteamos realmente como hagan su trabajo sino “que den el pego” como oí a alguien decir el otro día.

Hay mujeres competentes, que saben hacer su trabajo, y otras que no valen para eso, como hay hombres inteligentes y trabajadores y otros que no lo son. Dejemos de mirar si es hombre o mujer, dejemos de alabarlas cuando hacen correctamente su trabajo porque “para ser mujer lo este haciendo muy bien” y de criticarlas porque “que hace una mujer ahí”.

A mi no me vale la justificación de “yo estuve 14 años de servicio militar, que sabrá ella de esto” o, como oí en televisión el otro día, “¿sabría Carme Chacón reaccionar en caso de guerra?”. Que fatalismo, ¿porqué vamos a entrar en guerra? Pero si es más fácil pensar que ella no nos lleve hasta tal extremo, ha reconocido ella misma ser pacifista, qué ganas tienen algunos de ciertas barbaridades…

Hay que empezar a juzgar a los trabajadores por su trabajo, y a las personas por su forma de ser, independientemente de su sexo, color de pelo y orientación sexual. Hay grandes trabajadores, personas luchadoras a las que les gusta lo que hacen, y que lo hacen y saben hacerlo muy bien, y da igual si son hombres o mujeres. Estamos en el siglo XXI, año 2008, actuemos como personas civilizadas, como superpotencia, como país desarrollado, y no como la dictadura de hace 40 años.

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